09 agosto 2005

90 - Capítulo noventa




Paraje "Los llanos" en la Cordillera del Viento, Andacollo, Patagonia Argentina. Foto: Daniel Mc Riley, mayo 2005

Capítulo 90 – NOVENTA

“SINFONÍA TRASHUMANTE” ® (1996) Daniel Mc Riley


En el medio de este camino, veo aquella montaña y la distancia azul que me aproxima a ella. Soy un experto en caminos. Y cada lugar tiene un rostro oculto.
Aquella montaña tiene el rostro hermoso y secreto de mis enigmas.

En general, la gente busca un amor, una persona que la complete. Si bien soy consciente de que no existe un ser puntual que me complemente, existen afectos que son algo así como piedras de mi montaña. Y mi montaña es un paisaje de soledad, y me siento pleno en mi propio mundo.

Sin las piedras de mi montaña, sin mis afectos, mi vida pierde dimensiones. Siempre preferí ver desde las alturas del mundo, allende la mirada casual; de lo contrario, descartaría esa posibilidad incesante y eterna de fundirme en figura y fondo, de ser uno entre el oleaje del sentir y el pensamiento, de formar parte de la imagen imposible que todos anhelamos ser.

Cada piedra, cada afecto, me van completando y elevando.
No tengo posibilidad de evadirme de esta responsabilidad, sabiendo que al definir mi mundo privado, estoy demarcando el territorio de mis afectos, y eventualmente, el sitio para ser amado.

No sé bien qué es llegar a una geografía interior que me complete.
Definir mis afectos es establecer y definir un lugar.
Un punto en el mejor de los mundos posibles.
Un lugar donde mi mirada sobre el mundo se vuelva más amplia, como el vuelo de mis ojos sobre la distancia azul de mis montañas.
Un lugar donde sólo pueda pensar y obrar en el amor.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Che, Daniels, me gustan mucho tus historias breves del norte y de tus vivencias; ojala puedas seguir escribiendo muchas mas y que, pronto, nos volvamos a ver.

ATTE: Mariano V.